Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA DE LOS INDIOS DE LA NUEVA ESPAÑA



Comentario

Capítulo XVIII


428 De la diferencia que hay de las heladas de esta tierra a las de España, y de la fertilidad de un valle que llaman el Val de Cristo; y de los morales y seda que en él se crían, y de otras cosas notables

429 El invierno que hace en esta Nueva España y las heladas y fríos ni duran tanto ni es tan bravo como en España, sino tan templado, que ni dejar la capa da mucha pena, ni traerla en verano tampoco da pesadumbre. Pero por ser las heladas destempladas y fuera de tiempo, quémanse algunas plantas y algunas hortalizas de las de Castilla, como son árboles de agro, parras, higueras, granados, melones, pepinos, berenjenas, etc.; y esto no se quema por grandes fríos y heladas, que no son muy recias, sino porque vienen fuera de tiempo; porque por Navidad o por los Reyes vienen diez o doce días tan templados como de verano; y como la tierra es fértil, aunque no han mucho dormido los árboles, ni ha pasado mucho tiempo después que dejaron la hoja, con aquellos días que hace caliente vuelven luego a brotar; y como luego vienen otros dos o tres días de heladas, aunque no son muy recias, por hallar los árboles tiernos llévales todo aquello que han brotado; y por la bondad y fertilidad de la tierra acontece muchos años tornar los árboles a brotar y a echar dos y tres veces hasta el mes de abril, y quemarse otras tantas veces. Los que esto ignoran y no lo entienden, espántanse de que en Castilla, adonde son las heladas tan recias, no se hielan las plantas de la manera que acá se hielan. Esto que aquí digo no va fuera de propósito de contar historias y propiedades de esta tierra, ni me aparto de loar y encarecer la tierra y comarca de esta ciudad de los Ángeles, por lo cual digo que en esta Nueva España cualquier pueblo para ser perfecto ha de tener alguna tierra caliente, adonde tenga sus viñas y huertas, y heredades, como lo tiene ésta de que hablamos.

430 A cuatro leguas de esta ciudad está un vago que se llama el Val de Cristo, adonde los vecinos tienen sus heredades, y huertas y viñas con muchos árboles, los cuales se hacen en extremo bien de toda manera de fruta, mayormente de granados; y en las tierras cogen mucho pan todo lo más del año, que en tierra fría no se da más de una vez como en España; más aquí adonde digo, como es tierra caliente y no le hace mal la helada, y como este valle tiene mucha agua de pie, siembran y cogen cuando quieren, y muchas veces acontece estar un trigo acabado de sembrar, y otro que brota, y otro estar en berza, y otro espigando, y otro para segar; y lo que más ricas hace estas heredades son los morales que tienen puestos y ponen cada día, porque hay muy grande aparejo para criar seda. Es tan buena esta vega adonde está este valle que dicen el Val de Cristo, que en toda la Nueva España no hay otra mejor, porque personas que se les entiende y saben conocer las tierras, dicen que es mejor esta vega que la Vega de Granada en España, ni que la de Orihuela, por lo cual será bien decir algo en suma de tan buena cosa como esta vega es.

431 Esta es una vega que llaman los españoles el Valle de Atlixco, mas entre los indios tiene muchos nombres, por ser muy gran pedazo de tierra. Atlixco quiere decir en su lengua ojo o nacimiento de agua. Es este lugar propiamente dos leguas encima del sitio de los españoles o del Val de Cristo, adonde nace una muy grande y hermosa fuente, de tanta abundancia de agua, que luego se hace de ella un gran río, que va regando muy gran parte esta vega que es muy ancha, y muy larga, y de muy fértil tierra; tiene otros ríos y muchas fuentes y arroyos. Junto a esta gran fuente está un pueblo que tiene el mismo nombre de la fuente, que [es] Atlixco. Otros llaman a esta vega Cuauhquechula la vieja, porque en la verdad los de Cuauhquechula la plantaron y habitaron primero; esto es adonde ahora se llama Acapetlaca, que para quien no sabe el nombre es adonde se hace el mercado o tianguez de los indios; esto aquí es de lo mejor de toda esta vega. Como los de Cuauhquechula se hubiesen aquí algo multiplicado, cerca del año de 140, ensorberbecidos se determinaron y fueron a dar guerra a los de Calpa, que está arriba cuatro leguas a el pie del volcán, y tomándolos desapercibidos mataron a muchos de ellos; y los que quedaron retrajéronse y fuéronse a Huexuzinco, y aliáronse y confederáronse con ellos, y todos juntos fueron sobre los de Acapetlaca, y mataron muchos más, y echáronlos del sitio que tenían tomado; y los que quedaron se retrajeron dos o tres leguas, el río grande abajo, adonde ahora se llama Coatepec.

432 Pasados algunos años, los de Cuauhquechula o Capetlaca, arrepentidos de lo que habían hecho, y conociendo la ventaja que había del lugar que habían dejado a el que entonces tenían, ayuntáronse, y con muchos presentes, conociéndose por culpados en lo pasado, rogaron a los de Huexuzinco y Calpa que los perdonasen y los dejasen tornar a poblar la tierra que habían dejado; lo cual les fue concedido, porque todos los unos y los otros eran parientes, y descendían de una generación. Vueltos éstos a su primer asiento tornaron a hacer sus casas y estuvieron algunos años en paz y sosegados, hasta que ya olvidados de lo que había sucedido a sus padres, volvieron a la locura primera y tornaron a mover guerra a los de Calpa; los cuales vista la maldad de sus vecinos, tornáronse a ayuntar con los de Huexuzinco y fueron a pelear con ellos, y matando muchos los compelieron a huir y a dejar la tierra que ellos les habían dado, y echáronlos a donde ahora están, y edificaron a Cuauhquechula; y porque éstos fueron los primeros pobladores de esta vega llamáronla Cuauhquechula la vieja. Y desde aquella vez los de Huexuzinco y los de Calpa repartieron entre sí lo mejor de esta vega, y desde entonces la poseen. A esto llaman los españoles Tochmilco, entiéndese toda aquella provincia, la cabeza de la cual se llama Acapetlayuca; ésta es la cosa más antigua de todo este valle. Está a siete leguas de la ciudad de los Ángeles, entre Cuauhquechula y Calpa, y es muy buena tierra y poblada de mucha gente. Dejadas las cosas que los indios en esta vega cogen, que son muchas, y entre ellos son de mucho provecho, como son frutas y maíz, que se coge dos veces en el año, danse fríjoles, ají y ajos, algodón, etc. Es valle adonde se plantan muchos morales, y ahora se hace una heredad para el rey, que tiene ciento y diez mil morales, de los cuales están ya traspuestos más de la mitad, y crecen tanto, que en un año se hacen acá mayores que en España en cinco. En la ciudad de los Ángeles hay algunos vecinos de los españoles, que tienen cinco y seis mil pies de morales, por lo cual se criará aquí tanta cantidad de seda que será una de las ricas cosas del mundo, y éste será el principal lugar del trato de la seda; porque ya hay muchas heredades de ella, y con la que por otras muchas partes de la Nueva España se cría y se planta desde aquí a pocos años se criará más seda en esta Nueva España que en toda la cristiandad, porque se cría al gusano tan recio, que ni se muere porque le echen por ahí, ni porque le dejen de dar de comer dos ni tres días, ni porque haga los mayores truenos del mundo (que es lo que más daño les hace), ni ningún perjuicio sienten como en otras partes, que si truena a el tiempo que el gusano hila, se queda muerto colgado del hilo. En esta tierra antes que la simiente viniese de España yo vi gusanos de seda naturales y su capullo, mas eran pequeños y ellos mismos se criaban por los árboles sin que nadie hiciese caso de ellos, por no ser entre los indios conocida su virtud y propiedad, y lo que más es de notar de la seda es que se criará dos veces en el año, porque yo he visto los gusanos de la segunda cría en este año de 1540, en principio de junio ya grandecillos, y que habían dormido dos o tres veces. La razón porque se criará la seda dos veces es porque los morales comienzan a echar hojas desde principio de febrero, y están en crecida y con hoja tierna hasta agosto; de manera que cogida la primera semilla, la tornan a avivar, y les queda muy buen tiempo y mucho, porque como las aguas comienzan acá por abril, están los árboles en crecida mucho más tiempo que en Europa ni en África.

433 Hácense en este valle melones, cohombros y pepinos, y todas las hortalizas que se hacen en tierra fría, porque este valle no tiene otra cosa de tierra caliente, si no es el no le hacer mal la helada; en lo demás es tierra muy templada, especialmente el lugar a donde los españoles han hecho su asiento; y así hace las mañanas tan frescas como dentro en México, y aun tiene este valle una propiedad bien notada de muchos y aun de todos, y es que siempre a la hora de mediodía viene un aire fresco como embate de mar, y así le llaman los españoles que aquí residen, el cual es tan suave y gracioso que da a todos muy gran descanso. Finalmente se puede decir de este valle que le pusieron el nombre como le convenía en llamarle Val de Cristo, según su gran fertilidad y abundancia, y sanidad y templanza de aires.

434 Antiguamente estaba muy gran parte de esta vega hecha eriales, a causa de las guerras, porque por todas partes tiene este valle grandes pueblos, y todos andaban siempre envueltos en guerra unos contra otros, antes que los españoles viniesen, y aquí eran los campos a donde se venían a dar las batallas, y adonde peleaban; y era costumbre general en todos los pueblos y provincias, que en fin de los términos de cada parte dejaban un gran pedazo yermo y hecho campo, sin labrarlo, para las guerras, y si por caso alguna vez se sembraba, que eran muy raras veces, los que lo sembraban nunca lo gozaban, porque los contrarios sus enemigos se lo talaban y destruían. Ahora ya todo se va ocupando de los españoles con ganado, y de los naturales con labranza, y de nuevo se amojonan los términos; y algunos que no están bien claros determínanlos por pleito, lo cual es causa que entre los indios haya siempre muchos pleitos, por estar los términos confusos.

435 Volviendo pues a el intento y propósito digo: que en aquella ribera que va junto a las casas de la ciudad hay buenas huertas, así de hortaliza como de árboles de pepita, como son perales, manzanos y membrillos; y de árboles de cuesco, como son duraznos, melocotones y ciruelos, etc.; a éstos no les perjudica ni quema la helada [y] paréceme que debía ser como ésta la tierra que sembró Isaac en Palestina, de la cual dice el Génesis que cogió ciento por uno, porque yo me acuerdo que cuando San Francisco de los Ángeles se edificó, había un vecino sembrando aquella tierra que estaba señalada para el monasterio, de trigo, y estaba bueno; y preguntado qué tanto había sembrado y cogido, dijo que había sembrado una fanega y cogido ciento; y esto no fue por ser aquel el primer año que aquella tierra se sembraba, porque antes que la ciudad allí se edificase sembraban la ribera de aquel arroyo para el español que tenía el pueblo de Cholola en encomienda, y había ya más de cinco años que cada año se sembraba; y así es costumbre en esta Nueva España que las tierras que siembren cada año, y no las estercolando produzcan el fruto muy bien. En otra parte de esta Nueva España he sido certificado que de una fanega se cogieron más de ciento y cincuenta fanegas de trigo castellano; verdad es que esto que así acude se siembra a mano como el maíz, porque hacen la tierra a camellones, y con la mano escarban y ponen dos o tres granos, y de palmo en palmo hacen otro tanto, y después sale una mata llena de cañas y espigas. Maíz se ha sembrado en término de esta ciudad que ha dado una fanega, trescientas. Ahora hay tantos ganados que en toda parte vale de balde. Labran la tierra con yuntas de bueyes a el modo de España. También usan carretas como en España, de las cuales hay muchas en esta ciudad, y es cosa muy de ver las que cada día entran cargadas; unas de trigo, otras de maíz, otras de leña para quemar cal, otras con vigas y otras [con] madera. Las que vienen del puerto traen las mercaderías, y a la vuelta llevan bastimentos y provisiones para los navíos.

436 Lo principal de esta ciudad y que hace ventaja a otras más antiguas que ella es la iglesia principal, porque cierto es muy solemne, y más fuerte y mayor que todas cuantas hasta hoy hay edificadas en toda la Nueva España; es de tres naves, y los pilares de muy buena piedra negra y de buen grano, con sus tres puertas, en las cuales hay tres portadas muy bien labradas, y de mucha obra; residen en ella el obispo, con sus dignidades, canónigos, curas y racioneros, con todo lo conveniente a el culto divino, porque aunque en Tlaxcala se tomó primero la posesión, está ya mandado por su Majestad que sea aquí la catedral, y como en tal, residen aquí los ministros. Tiene también esta ciudad dos monasterios, uno de San Francisco y otro de Santo Domingo. Hácese también un muy buen hospital. Hay muy buenas casas y de buen parecer por de fuera y de buenos aposentos. Está poblada de gente muy honrada, y personas virtuosas y que hacen grandes ayudas a los que nuevamente vienen de Castilla, porque luego que desembarcan, que es desde mayo hasta septiembre, adolecen muchos y mueren algunos, y en esto se ocupan muchos de los vecinos de esta ciudad, en hacerles regalos y caricias, y caridad.

437 Tiene esta ciudad mucho aparejo para poderse cercar, y para ser la mayor fuerza de toda la Nueva España, y para hacerse en ella una muy buena fortaleza, aunque por ahora la iglesia basta según es fuerte. Y hecho esto, que se puede hacer con poca costa y en breve tiempo, dormirán seguros los españoles de la Nueva España, quitados de los temores y sobresaltos que ya por muchas veces han tenido; y sería gran seguridad para toda la Nueva España, porque la fortaleza de los españoles está en los caballos y tierra firme, lo cual todo tiene esta ciudad: los caballos, que se crían en aquel valle y vega que está dicho, y la tierra firme el asiento que la ciudad tiene. Asimismo está en comarca y en el medio para ser señora y sujetar a todas partes, porque hasta el puerto no hay más de cuatro o cinco días de camino; y para guardar la ciudad basta la mitad de los vecinos que tienen, y los demás para correr el campo y hacer entradas a todas partes en tiempo de necesidad. Y hasta que en esta Nueva España haya una cosa fuerte, y que ponga algún temor no se tiene la tierra por muy segura, por la gran multitud que hay de gente de los naturales; pues se sabe que para cada español hay quince mil indios y más. Y pues que esta ciudad tiene tantas y tan buenas partes y tantas buenas cualidades, y con haber tenido hartas contradicciones en el tiempo de su fundación y haber sido desfavorecida, ha venido a subir y a ser tan estimada, que casi quiere dar en barba a la ciudad de México, será justo que [de] su majestad del Emperador y Rey don Carlos su señor y monarca del mundo, sea favorecida y mirada no más de como ella misma lo merece, sin añadir ninguna cosa falsamente; y con esto se podrá decir de ella que sería ciudad perfecta y acabada, alegría y defensión de toda la tierra.

438 Es muy sana, porque las aguas son muy buenas y los aires muy templados; tiene muy gentiles y graciosas salidas; tiene mucha caza y muy hermosas vistas; porque de una parte tiene las sierras de Huexuzinco, que la una es el volcán y la otra la sierra nevada; a otra parte y no muy lejos, la sierra de Tlaxcala y otras montañas en derredor; a otras partes tiene campos llanos y rasos. En conclusión, que en asiento y en vista, y en todo lo que pertenece a una ciudad para ser perfecta, no le falta nada.